En la entrada
anterior dudaba de la existencia real de las cosas y de la realidad en sí misma
ya que me había visto enfrentada a premisas que me aseguraban que mi realidad
era una construcción subjetiva de lo que realmente existe. Para completar esta afirmación
he de añadir un nuevo concepto aportado por David Eagleman. Eagleman (2015)
habla del umwelt , este término hace
referencia a todo lo que nos rodea y de lo que somos conscientes, de tal forma
que un perro tienen su propio unwelt al
igual que el ser humano el suyo.
Efectivamente existe
un territorio, una realidad, pero ¿quién posee ese conocimiento? Mi mente
humana solo es capaz de percibir una parte del ambiente en el cual me muevo día
a día, y por mucho que viva, que me mueva, que construya, que cree, que codifique
y decodifique la realidad nunca podré tener un conocimiento amplio, puro y
completo. El ser humano está por naturaleza limitado. Vivimos dentro de un unwelt y desde un desconocimiento
absoluto creemos que esa es la realidad, que lo que percibimos, vemos, oímos,
tocamos y sentimos es el total y el reflejo del universo. Pero sólo somos un
tipo de animal más, racional, pero animal. Nos situamos en un escalafón
superior respecto al resto de animales por nuestra capacidad de razonar, pero
biológicamente hablando la mayoría de los animales están mucho mejor dotados
que los humanos ya que pueden orientarse, oler o ver mucho más que nosotros.
Otro tema es la capacidad que ellos tienen para entender o para manipular esa
capacidad que de forma biológica tienen.
Entonces, si de por
sí lo que tenemos es un mapa sobre la realidad, cómo de obsoleto será ese mapa
si nos falta tantísima información, es decir, hace unos días pude ver
diferentes representaciones físicas sobre un edificio (un mapa, un plano y una
foto). De una misma realidad existían diferentes representaciones y todas eran
válidas, pero extrapolando este conocimiento al universo y al conocimiento que
tengo sobre la realidad ¿cómo de válido es mi mapa? ¿Qué perspectiva estoy
dando yo si mis sentidos me aportan una milésima parte de lo que existe? ¿Cómo
puedo construir algo con tan poco y en comparación con otros que sí están dotados
pero que no pueden razonar?
El tema de la
existencia y de la realidad es demasiado complejo, de ahí que el ser humano se
halla limitado a aceptar que lo que existe, existe y lo que no, no; así de dicotómico
pero cierto. Quizás debamos aceptar lo que la naturaleza nos ha otorgado y
vivir en paz con ello, aunque existe la posibilidad de retarla y ver hasta qué
punto podemos desafiarla, pero eso para otro capítulo.
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